viernes, 11 de abril de 2008

Semillas...


Hoy vengo con una sonrisa en la cara, hace unos días comencé un nuevo "proyecto" en casa, sembrar semillas de plantas medicinales (comencé con tomillo, caléndula, manzanilla y menta). Ayer por la tarde descubrí el primer botoncito verde que nació, una caléndula crecerá en mi maceta!

Puede parecer una tontería -o no- la alegría que me causa, depende del cristal con que se mire...como todo en la vida...tú decides si es mágico o si es un hecho ordinario.

Nació mi semilla dándome la alegría de decir que soy capaz de sembrar caléndulas (antes de ayer sólo tenía cuatro macetas llenas de tierra).
La ilustración es de Pati Metola

Y eso me recuerda que desde hace tiempo quería guardarme aquí un pedacito del libro "El nacimiento de una madre" de Pascale Rosfelter:


"Cualquiera sea la diversidad de las sociedades humanas y sus costumbres específicas, son siempre los "momentos culminantes de la vida" - nacimiento, pubertad, casamiento y muerte - los que originan los ritos y las ceremonias. Porque en todas partes y en todas las épocas, convertirse en padre es dejar de ser nada más que un niño nacido de sus padres. Se cambia de lugar en el orden de las generaciones y eso provoca inseguridad. Ningún ser humano escapa al vértigo de esta etapa de su vida en la que uno se convierte a su vez en padre de un ser todavía desocnocido, surgido de un acto amoroso. Y calquiera sea su cultura, los padres que testimonian en este libro evocan el vértigo de la toma de conciencia de su propia finitud, de su relatividad. Poner un niño en el mundo es un criterio de verdad.
Como la muerte, la irrupción de la vida trastorna al individuo que somos y a la idea que tenemos de nosotros mismos.
Porque en el fondo, recordémoslo, el único contrato que tenemos con respecto a nuestros hijos es el de poner a su disposición un período de nuestra propia vida, ese que ellos necesitan para llegar a su autonomía. Y para esto no hace falta ser un padre "perfecto"; conviene simplemente conducirse como un adulto responsable y, si es posible, justo.

los bebes dan nacimiento a sus padres..."

1 comentario:

MartaSada dijo...

Pues ahí andamos, ahí andamos... en nuestro caso, nos hemos traído dos balsaminas para el balcón (envidia de casa con huertaaaaa), y estamos día a día con la tensión de que están a punto de florecer y aún no sabemos de qué color serán...jeje. Emocionante.

Anteayer estuvimos en una representación teatral que hace todos los años el grupo de teatro dónde participa mi ahijado. Mi ahijado tiene ya 22 años y tiene Síndrome de Down. Le encanta actuar. La obra se llamaba "El secreto de vivir", y entre otras cosas divertidas, el final, representaba una gran maceta en el medio del escenario, y todos los actores llevaban una flor, y la palntaban, mientras el director leía lo que cada uno plantaba, "un poco de alegría", "un poco de dulzura", " un poco de ternura", "un poco de inteligencia", "un poco de emoción", etc, etc... pero al final, haciendo referencia al título de la obra, solo dijo esta frase... "Pero todo esto, amigos, no significa nada, nada, sino llenamos la maceta con algo esencial que una todas las flores que plantamos. Y esto es "un toque de magia"...".
Me pareció precioso. Y real. Envolver todo con magia es lo que nos salva... y lo que salvará tus semilla, jejeje. Un beso.