miércoles, 9 de septiembre de 2009

Momentos verdaderos


¿De qué debe estar hecho un relato infantil? De todo lo que los niños viven o podrían vivir. No invadir, no ocultar. Esto incluye las pesadillas, y las ilusiones.
Pero de todo eso, sólo lo que podamos contar con verdad, siendo verdaderos.
Geneviève Patte, una prestigiosa bibliotecaria francesa, me dijo una vez: cuando un adulto le lee a un niño, lo primero que éste “oye” es si es de verdad; es decir: si ese adulto cree en eso que hace; y luego: si cree en eso que lee.

En este caso “creer” no significa que uno acepte que un ser de fantasía vuela, sino si uno se conmueve o entusiasma con eso. Si es así, el niño entiende que uno cree en eso que lee, y que hay verdad en ese momento.Eso que capta es fundamental para que le asigne un valor u otro a ese rato, a lo que le comparten y también a su contenido.


Me gustó esa nota de Pescetti (las negritas son mías), pero yo agregaría: Creer en lo que le leemos a los hijos, lejos de implicar un esfuerzo, es también para los adultos un gozo. También para nosotros es valioso ese rato compartido y lo atesoramos como recuerdo de un momento felíz... Ayer mismo le decía a José ¿qué haré cuando mis hijos crezcan? ...Seguro me divertiré mucho menos...

**la imagen es de Pippin Mathur

2 comentarios:

Annabel dijo...

Qué buena reflexión la de Pescetti, me ha gustado mucho.
Cuando nuestros hijos crezcan seguro que no nos aburrimos, no te preocupes. Nos seguirán necesitando, solo que de otra forma. Al menos, yo necesito a mi madre y nos seguimos viendo todos los días, a parte de las llamadas telefónicas. Te aseguro yo que entre mi hermana y yo no le damos tiempo para aburrirse, y ella lo acepta de buen grado, como nuestra madre que es.

Ale dijo...

=)
Cierto Annabel, ahora que lo pienso, yo misma le sigo dando "entretenimiento" a mi mamà jejeje...
Un abrazo.