Vivir es elegir, cada día, cada momento.
Hace unos días me encontré en una nueva encrucijada de mi vida y elegí (como casi todas mis elecciones importantes) con el corazón. Y mucha gente se siente con la capacidad para corregir las elecciones del corazón, claro, siempre y cuando no sea del propio corazón.
Resulta que, al verme con menos agobio laboral me permití comenzar a explorar otros caminos profesionales y comencé a hacerle caso a ese latido de que puedo llegar a ser partera. Como ya tengo avanzada la parte científica pensé que no iba a ser muy difícil dedicarle un poco de mi tiempo. Pero todo comenzó a no-fluir, me quedo corta en la escuela, me quedo corta en la casa (de nuevo, como antes cuando trabajaba a tiempo completo). Así que decidí dar dos pasos atrás, emparejar la puerta de la partería (quedarme como "oyente" un día a la semana) y seguir disfrutando de mi rol de mamá la mayor cantidad de minutos al día.
Creo que tengo tiempo, creo que llegará el día en que mis hijos y yo no necesitemos estar tan presentes el uno para el otro, y entonces tal vez, si mis intereses continúan, tal vez ahora sí fluya.
Le comentaba lo anterior a una amiga (que no es madre, por supuesto), sumado a que recibí la otra tarde una oferta de trabajo a tiempo completo con un MUY buen sueldo -y que la rechacé-. Ella me dijo que "a ver si no me arrepentía en un futuro, de haberme SACRIFICADO por los hijos"... Yo en medio de la confusión sólo acerté a contestarle que no era un "sacrificio"... Me hubiese gustado recordar de memoria estos párrafos de "Un regalo para toda la vida" para responderle mejor:
La palabra sacrificio tiene varias acepciones, y alguna de ellas no está mal: "acto de abnegación o altruismo inspirado por la vehemencia del cariño" Pero también puede ser "acción a que uno se sujeta con gran repugnancia" de modo que se presta a confusiones.
¿Se sacrifica un montañero para alcanzar la cima? ¿se sacrifica el que estudia oposiciones para notario, o practica horas y horas de piano? No están haciendo algo que les repugna; están haciendo lo que desean hacer. Yo no quiero subir a una montaña, ni ser notario, y por eso no lo hago.
Si quiere usted llevar a su hijo en brazos, o darle el pecho, hágalo. Si quiere dejar de trabajar durante meses o años para cuidarlo, o rechazar una magnífica oportunidad de trabajo en el extranjero para estar con su familia, hágalo. Pero sólo si quiere. Si no quiere, pues no lo haga...
...No son sacrificios, son elecciones. Vivir es elegir, los días sólo tienen veinticuatro horas y el que hace una cosa no puede hacer otra al mismo tiempo. Elija lo que en cada momento le parezca mejor, y ya está. Quien hace lo que quiere no está renunciando, sino logrando; no se sacrfica, sino que triunfa.
Carlos González,
Un regalo para toda la vida, capítulo 2
2 comentarios:
Enganchan, Ale, enganchan, crean adicción, jeje, son la peor de las drogas, jejeje.... a por ello!! esnifa hijos hasta las cejas, y ni caso al restoooo!!! esos caminos, como les digo yo a los peques cuándo se agobian por algo, no tienen patas...no escapan, ahí te esperan. Los peques no, que crecen... un abrazo empatico, empatico!!
Gracias amiga, de verdad, gracias.
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