martes, 6 de mayo de 2008

Miedo


Ayer jugabamos a escondernos, en uno de mis turnos para esconderme lo hice tan bien que mi hijo no podía encontrarme; decidí salir y justo tras él grité Buuuu!

- Mamá me asutaste!! Gritó entre carcajadas...

Yo me asusté de asustarlo, lo abracé y pensé que iba a querer dejar de jugar pero fue todo lo contrario, ahora para él el juego comenzó a ser emocionante, me pedía: -Pero te econdes bien eh mamá, que no te incuentre...

Nos pasamos buen rato de la tarde asustándonos y riéndonos a carcajada suelta. Y me quedé pensando, por qué nos emociona sentir miedo?

Encontré este artículo y me gusta porque es una mirada desde un ángulo distinto, nunca atacar al miedo, el miedo es un aliado:


La Dignidad del Miedo

El miedo es una valiosísima señal que indica una desproporción entre la amenaza a la que nos enfrentamos y los recursos con que contamos para resolverla. Sin embargo, nuestra confusión e ignorancia lo han convertido en una “emoción negativa” que debe ser eliminada.
El miedo es la sensación de angustia que se produce ante la percepción de una amenaza.Es importante aclarar que no existe algo que sea en sí mismo una amenaza. Siempre lo es para alguien, y depende de los recursos que ese alguien tenga para enfrenarla. Un mar bravío por ejemplo, puede ser una terrible amenaza para quien no sabe nadar, y deja de serlo para un experto nadador en aguas turbulentas. Esta observación, que parece ser obvia, alcanza toda su significación cuando se intenta comprender y curar el miedo.

Creencias equivocadas en relación al miedo

El miedo es, una emoción universal. Todos hemos vividos esa experiencia, y, sin embargo, nos vinculamos con él con un alto grado de desconocimiento e ineficacia.
El desconocimiento se pone de manifiesto cuando miramos las creencias culturales en relación al miedo, las cuales lo han convertido en una emoción indigna. Si resumiéramos en pocas palabras la creencia social predominante en relación al miedo sería: “ El problema es el miedo. Si ud. Logra no sentir miedo hacia aquello que teme, verá que lo puede encarar y realizar sin las dificultades que su miedo le pronosticaba. El miedo es una emoción negativa y perturbadora, y el recurso que le permita no sentirlo, será de gran utilidad para que funcione mejor”.
Otras formas de descalificación y de desconocimiento se expresan en las populares frases: “ ¡Hay que vencer el miedo!, ¡No seas cobarde, no tengas miedo!, ¡El miedo es signo de debilidad!, ¡Los hombres no tienen miedo!, etc

Tal como se puede comprobar, el núcleo de la creencia que hemos presentado es: El problema es el miedo. Todo comienza allí. El miedo es pura perturbación.Hay que tratar por todos los medios de no sentirlo.

Una nueva mirada

El miedo es una señal que indica que existe una desproporción entre la magnitud de la amenaza a la que nos enfrentamos y los recursos que tenemos para resolverla.
La amenaza puede ser física o emocional. Podemos temer ser golpeados, no contar con el dinero suficiente para mantenernos, ser humillados y excluidos del afecto de quienes nos rodean, etc. Si bien estos niveles se entremezclan, siempre alguno predomina, y los recursos requeridos son aquellos que están relacionados con todos los aspectos de la amenaza.
Sea cual fuere la índole del peligro, si la amenaza a la que nos enfrentamos tiene un valor 10 y los recursos con los que contamos para hacerle frente también tiene un valor 10, no va a producirse miedo. Si los recursos que tenemos son de un valor 3, el miedo surgirá y será, precisamente, el indicador de esa desproporción.
Es importante aclarar que el miedo no es el problema. El miedo está indicando que existe un problema, lo cual es completamente distinto.Por lo tanto, el error que cometemos es convertir en el problema mismo lo que en realidad es una señal que indica la existencia de un problema, y que nos daría la posibilidad de resolverlo.
Para entenderlo mejor, podemos tomar una metáfora: “ El miedo es como la luz que se enciende en el tablero de mandos del automóvil que indica, por ejemplo, que hay poco combustible en el depósito. Todos sabemos que el problema no es la luz roja, sino que esa luz es un aliado extraordinario que nos informa de que hay poco combustible y necesitamos resolver ese problema. Por lo tanto, si hemos aprendido a aprovechar la señal, cuando la luz se enciende, vamos a cargar más combustible. Aprovechamos la luz roja; no la acusamos ni la destruimos ni la convertimos en el problema, sino que la utilizamos para resolver el problema.
Imagen: Patricia Metola

No hay comentarios: