sábado, 18 de julio de 2009

Recomiendo ¿? un libro...

Por azares del destino me topé con un viejo libro de crianza, a pesar de que lo he googleado no sé mucho de él. Está editado en 1969, está escrito por Fitzhugh Dodson y por lo que he buscado deduzco que se titula “How to parent”.

Lo primero que me hizo saltar los ojos fue leer un título en el índice que pone: “el pecho frente al biberón, una falsa controversia”, me fui inmediatamente a leer el capítulo, comienza diciendo que es un error contraponer la alimentación al pecho y la alimentación al seno materno, que no es necesario “acaloradas discusiones sobre el tema”, que “las madres que no dan el pecho acaban por sentirse muy culpables porque la gente dice que amamantar es lo propio de la naturaleza” y él opina que afirmar esto sería como decir que “si Dios hubiera querido que los hombres volaran en aviones les hubiese dado alas”.

A punto de cerrar el libro de golpe y olvidarme de él, leí la siguiente frase: “No hay en absoluto ninguna prueba científica de que uno de estos métodos sea mejor para los lactantes que el otro, ni física ni psicológicamente” Y entonces me ubiqué, es un libro de los años setentas! A lo mejor si el Dr Dodson hubiese vivido un poco más tendríamos otra edición de su libro en donde se desdice de todo este capítulo. Y continué mi lectura.

Encontré capítulos realmente buenos, que me gustaron un montón y cambiaron mi visión sobre las etapas del desarrollo en los años preescolares. Y justo aquí, cuando comenzaba a gustarme tanto, me encuentro con otro título de escalofrío: “ Podemos pegarle al niño” ¡brrr!
Dice que hay formas “correctas” y formas “incorrectas” de pegar. Que la forma correcta es “unos golpes simples con la mano en las posaderas del chiquillo”, que estos golpes “tienen un efecto positivo porque despejan la atmósfera y son preferibles con mucho a una represión moralista que solo provoque en el niño sentimientos de culpabilidad”.

Lo único bueno en todo el capitulo es que tiene bien clara una cosa “que las palizas tiene como objetivo principal el aliviar las frustraciones de los padres” Dice que si fuésemos padres perfectos seríamos capaces de administrar la disciplina de una manera tranquila y apacible, pero que no es el caso, “la vida no se desenvuelve de ese modo. Nos irritamos cuando nuestros hijos se portan mal y perdemos la paciencia y les pegamos. Mas eso no es motivo para sentirnos culpables. Al desfogarnos se mitiga la tensión, nos encontramos mejor y ellos también…”
Debo decir que todo este rollo de pegar correctamente lo habla al final de un capítulo muy bueno sobre autorregulación y consecuencias lógicas; a mi modo de ver se “patina” al final a lo mejor muy influenciado por su entorno cultural (recordemos, año 1969). Y no le queda mucho camino más que apegarse a una DOBLE MORAL, no hay nada de malo en pegar a los niños si es “suavecito” y si se les pide una disculpa después (“Siempre puedes decirle a tu hijo a tu manera: Mira mamà está arrepentida, perdí los estribos y lamento lo que hice”). Está justificado según él porque como padres no somos perfectos y nos irritamos y nos enojamos y no tenemos cómo liberar esa furia.

Capítulos antes, cuando habla de los niños de uno y dos años, describe perfectamente estas reacciones. Dice que en cuanto a disciplina, lo primero es que debemos diferenciar muy bien entre Sentimientos y Acciones. Que debemos permitir que nuestros pequeños expresen libremente sus Sentimientos pero debemos moderar sus Acciones. Debemos VALIDAR sus sentimientos, no etiquetarlos como buenos o malos por lo que puedan estar sintiendo (odio, ira, tristeza, alegría, felicidad). Que nosotros los adultos podríamos pensar que el sentir odio o ira es “malo” porque así fuimos condicionados desde pequeños y sin embargo debemos deshacernos de estos prejuicios y darle a nuestros hijos la libertad de expresar lo que sienten sin juzgarlos.
Ahora, lo que sí tenemos que encausar son sus ACCIONES, es decir, puede sentir ira porque sentaron al vecinito a jugar en el mismo arenero y le obstruye el paso, pero NO puede tirarle la arena encima de la cabeza o golpearlo con la pala.

Y entonces, llego a la conclusión, si viviera el Dr Dodson yo le enviaría una carta contraponiendo estos dos capítulos y le pediría que dejara atrás la doble moral y que calificara igual a los niños que a los adultos. Si los niños son libres de tener toda la gama de sentimientos pero deben MODERAR sus acciones (PUEDEN IRRITARSE PERO NO PEGAR), ¿los adultos, que en teoría tenemos más recursos psicológicos para encausar la frustración que un crío de dos años, no deberíamos hacer lo mismo?

Dejando de lado estos dos aspectos borrosos, me dediqué a la lectura de las etapas del desarrollo y debo decir que me parece la mejor lectura al respecto que he encontrado, me gusta mucho como las describe, me gusta mucho su visión sobre el control de esfínteres, sobre el juego y sobre la autorregulación. Y por eso es que voy a guardar aquí varios párrafos aunque me tome tiempo mecanografiarlos. Pero quise escribir este pequeño debate para aclarar que NO recomiendo el libro en cuestión, o SI pero con las reservas mencionadas y que cada quien saque sus conclusiones.


**La segunda imagen es de Marie Desbons.

6 comentarios:

Zulema dijo...

La verdad es que aun y con todo lo que no nos guste, este libro debió haber sido dificil de asimilar en su época.

Pobres de nuestros padres y abuelos...

¿Donde conseguiste el libro?

Tere dijo...

GRacias por compartirnos tu descubrimiento jeje,, la verdad es que si se ve que trae cosas interesantes, muy cierto lo de las "nalgadas" son más un desahogo para los padres y no para el niño, deberian considerarse otras formas de canalizar la ira, sin lastimar emocionalmente al peque..
Espero puedas compartirnos la parte que vale la pena del libro :D
Saludos!

Anónimo dijo...

Me llama mucho la atención tu comentario acerca de este libro que recomiendas, ya que hace unos 2 meses me detuve a analizar que hay ocasiones en las que no me siento muy bien o molesta y si coincide con que mi hijo empieza a inquietarse me he llegado a molestar con el sabiendo que yo era la que de inicio traía varios conflictos interiores. Actualmente estoy observando mi comportamiento respecto a este tema y claro que las generaciones de nuestros padres fueron influenciadas enormemente por este sistema de crianza. Ahora entiendo.
Estaré esperando mas comentarios sobre tuyos sobre este libro, te agradezco tu tiempo.
Hasta pronto, soy lili BArron

El Mundo de Ariadna dijo...

pues mil gracias!!!

Zulema dijo...

Ale, donde encontraste el libro?

Ale dijo...

Ah, Zulema, me lo prestó la directora de la escuela de Santi =)