miércoles, 15 de julio de 2009

Meriendacuento y de cómo elegir libros


Hoy leímos Azul y yo "Five sweet strawberrys"...Santi no tuvo ganas de hacer el meriendacuento, creo que ni la merienda ni el cuento le entusiasmaron esta vez.

Merendamos canastas de mermelada de fresa. Las canastas son circulitos recortados de pan blanco y el asa está hecha con la orilla del pan.

Es el libro favorito de Azul, lo eligió un día en la librería y no lo suelta, lo acaricia, lo "lee", pide que se lo lean en español y en inglés. Le gusta que la historia trate de ir a sembrar semillas de fresa para luego cosecharlas y creo que le gusta que los dibujos sean tan coloridos y que tengan un montón de brillantina encima.

La verdad es que a mi no me fascina. Es muy estereotipado, las ilustraciones no dejan mucho y la historia pues tampoco.

Hace mucho tiempo, cuando comenzabamos a leerle a Santi, papá encontró un artículo buenísimo de Cómo elegir libros para niños, y desde entonces, apegándonos a los consejos de una experta en literatura infantil (Yolanda Reyes), hemos conocido cuentos y libros preciosos, fascinantes.

Dice que no hay una receta para comprarlos, que cada niño es distinto, que influyen muchos factores: sus gustos, sus miedos, sus anhelos, sus juegos preferidos, su edad, etc... Exactamente como los adultos... Y sin embargo, nos podemos apegar a ciertos puntos: que sea de un autor de literatura infantil reconocido, que sea de un ilustrador de calidad, que lo ampare una casa editorial confiable...

Pero, igual que nosotros los grandes, a veces compramos novelas y a veces compramos libros informativos, y de vez en cuando nos seduce una portada de revista y también la leemos. Así nos ha pasado con los niños, de tanto andar hojeando en las bibliotecas y las librerías han aprendido poco a poco a elegir y muchas veces han elegido libros hermosamente ilustrados o historias fantásticas, a veces eligen algún libro didáctico y también a veces se han querido traer a casa un "libro" de pocoyó o como en este caso, de Rosita fresita. Y bueno, ni modo, los papás no los pagamos con el mismo gusto peero...

Aquí está el artículo completo:


¿Cómo escoger buena literatura para niños?
Por: Yolanda Reyes
Ésa es la pregunta más frecuente que me hacen los padres y no me gusta contestarla en abstracto porque cada niño y cada niña son diferentes y los padres también lo son y cada persona tiene sus gustos, sus preguntas, sus formas de leer... Y todavía no he mencionado las edades, porque hay desde bebés, hasta adolescentes en ese rótulo que los adultos denominan con el genérico de “niños”. Pero también ésas son categorías abstractas porque a un bebé le gustan los animales, mientras el bebé de al lado prefiere las flores y una niña de diez años odia los poemas, aunque a otro niño le fascinen. Lo mismo sucede con las novelas de aventuras o con las que hablan de la vida real. Igual con los monstruos que con las hadas. Unos se van por los cuentos; otros, por las historietas. Algunos quieren muchos dibujos y otros quieren letra pequeña. Y eso por no hablar de momentos, porque hay libros para leer de noche y otros para leer de día. Hay libros para llorar y hay otros para reírse. Unos son perfectos para contestar esa pregunta que nos da vueltas en la cabeza pero hay otros que nos dejan un montón de preguntas nuevas. A veces necesitamos una respuesta y a veces necesitamos más preguntas. Y así sucesivamente...
Entonces, ¿no hay respuesta? Más bien no hay una receta. O, tal vez, podría haber una: Para dar de leer a un niño, sólo hay que saber leer. ¿Leer cómo? ¿Leer qué?

1. Leer a los niños.
Quiénes son y qué les gusta. Qué nos dicen todos los días, no sólo con lo que hablan, sino con lo que no hablan. Qué lo desvela y qué los hace soñar. A qué juegan, de qué se ríen, por qué lloran. Qué sienten con los libros que ven en la casa, en la biblioteca, en la librería o en la clase. Por cuáles se inclinan. Así sean hermanos gemelos o compartan el mismo pupitre en el salón, pueden ser totalmente distintos. Ningún especialista sabe lo que usted sabe sobre ese niño concreto que espera un libro justo, en un momento justo de su vida. Confíe en esa sabiduría instintiva. Sus propios niños son su primer texto de lectura.

2. Leer el libro, panorámicamente.
Como lee las vitaminas en la caja del cereal: usando su criterio. Usted no compra el cereal sólo por la caja más vistosa o porque tiene un muñeco de Walt Disney. Tampoco compra un disco sin mirar la carátula y las canciones que trae. Incluso, muchas veces pide que se lo dejen oír. Eso mismo que hace en la tienda de discos o lo que hace en la librería, antes de comprar un libro para usted, debe hacerlo con los libros para sus niños. No compre el primero que le ofrecen en la supertienda. Antes de fijarse si tiene pasta dura o troquelados, pregúntele al libro:
a) ¿Quién lo firma? Usted no compra un libro anónimo, a no ser que se trate del Cantar del Mío Cid. Tampoco le da lo mismo comprarse una novela de Saramago que la de un "escritor fantasma". El mercado está lleno de libros para niños firmados por multinacionales. Como en cualquier literatura, un verdadero escritor de libros para niños respalda lo que escribe con su firma.

b) ¿Quién es el ilustrador? En los álbumes o libros de imágenes, la ilustración es un lenguaje tan válido como el texto. Aprenda a distinguir “unos dibujitos”, de una ilustración con carácter y estilo propios. (De nuevo, la firma de un ilustrador es garantía de que hay alguien detrás de ese trabajo). Usted está educando la mirada de su niño. Desconfíe de los estereotipos: del sol con carita feliz o de la típica casita triangular. Mire más allá: pídale a la ilustración que no se limite a repetir lo que dicen las palabras, sino que las amplíe, que juegue con ellas; que proponga nuevas lecturas; que deje un espacio para la imaginación. Los buenos libros de imágenes pueden ser los museos de un niño.

c) ¿Es versión original o adaptación? En el caso de los cuentos de hadas, de las historias de tradición oral o de los clásicos, en el libro debe decir si se trata de una adaptación o de una versión original. Es distinto leer la Caperucita de Perrault o la de los hermanos Grimm que leer una adaptación, pues en ésta puede haberse perdido la fuerza del lenguaje y la carga simbólica de las imágenes. Cuídese también de las novelas simplificadas. Alicia en el país de las maravillas de Carroll, Pinocho de Collodi, Peter Pan y Wendy de Barrie son novelas complejas y muy hermosas para leer a su debido tiempo. Leer esas obras resumidas en cuenticos de pocas páginas es como leer La Odisea en un resumen escolar. Es mejor que su hijo pueda gozar la riqueza íntegra de la obra, cuando crezca un poco más. Desconfíe también de los clásicos para adultos en versiones aniñadas. Ya llegará, a su debido tiempo, el momento de disfrutar la verdadera voz de Shakespeare o la de Cervantes.

d) ¿Cuál es la edad sugerida? La mayoría de las editoriales ofrecen rótulos con sugerencias de edad. Fíjese en esas recomendaciones pero enriquézcalas con su criterio. Hay libros para todas las edades; hay otros sin edad, y además los procesos lectores no son idénticos. La edad cronológica de un lector es apenas una de las variables. Coteje la sugerencia de la editorial con su conocimiento de ese niño real que recibirá el libro.

e) ¿Qué editorial respalda ese libro? Además de su nombre, revise la ciudad, el año de publicación, el nombre del traductor, etc. Desconfíe si esos datos no son explícitos. Pase las páginas; lea la carátula y la tapa. Encontrará datos sobre el libro y su autor que le darán las primeras pistas.

3. Involucre a los niños en la búsqueda.
Llévelos a bibliotecas públicas y a librerías. Lea con ellos y acompáñelos en su proceso de crecer como lectores. Crea en la palabra de su hijo pero, a la vez, bríndele herramientas para que él vaya educando su criterio. En la medida en que un niño tenga contacto con literatura de calidad, irá afinando su sensibilidad y se volverá cada vez más exigente. No siempre lo fácil, lo que está de moda o lo que encabeza la lista de "los más vendidos" es lo mejor. Tampoco se deje tentar por las colecciones completas, que no garantizan, de por sí, la calidad de cada título. Dé libertad para escoger pero ofrezca también la riqueza de esa experiencia suya que ha ido ganando como lector adulto. Y no pretenda acertar siempre. Leer es también equivocarse.

4. Busque asesoría.
El campo de la literatura para niños es enorme. Muchos autores, ilustradores, géneros y tendencias que no conocimos cuando éramos niños han enriquecido notablemente las opciones de lectura. No se limite a lo que usted leyó en su infancia. Aproveche que tiene hijos para descubrir nuevas obras y no pretenda saberlo todo. Busque un librero o un bibliotecario que conozca de literatura infantil. Consulte las listas de libros recomendados, las publicaciones periódicas sobre el tema y las instituciones que promueven la lectura. Se sorprenderá con los descubrimientos y encontrará libros, no sólo para leer con sus hijos, sino también para usted.

5. No confunda una obra literaria con un libro didáctico.
Así como usted busca mucho más que enseñanzas explícitas cuando lee una novela de García Márquez, su hijo busca en la literatura mucho más que una moraleja. La literatura se mueve en el campo de lo simbólico y apela a la experiencia profunda de los seres humanos. Desconfíe de los mensajes explícitos y de las moralejas obvias. El mercado está lleno de libros infantiles que "disfrazan" bajo el rótulo de "cuento" las intenciones didácticas de los adultos. Aprenda a diferenciar los manuales de autoayuda de las obras literarias. La literatura no pretende explicar valores, letras del alfabeto, normas de urbanidad o mensajes ecológicos. Lea entre líneas y no escoja un libro sólo por su tema sino por la forma como un autor construye una voz y un mundo propios. Desconfíe de ese lenguaje pseudo infantil, lleno de diminutivos y de esas historias "light" en las que los protagonistas son tan perfectos como ositos de peluche. (Su hijo será el primero en "no tragarse el cuento"). Los libros para niños pueden ser atrevidos, transgresores, irreverentes, sutiles, inteligentes, tristes, o miedosos. Todos esos matices, que constituyen la infinita variedad de la experiencia de un ser humano, alimentarán el mundo interior de su hijo y le irán dando claves secretas para descifrar mucho sobre su propia vida y sus emociones, sobre sus sueños y sus pesadillas; sobre la fantasía y la realidad.
Cuando lea literatura al lado de un niño déjese tocar por el lenguaje cifrado y misterioso de los libros. Todo lo demás se irá dando por añadidura.


La próxima semana meriendaleeremos un cuento relacionado con MAGIA.

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Esta semana, una muestra de buena literatura la pone Zulema en su blog, porque merendaron con el libro Cosita Linda, de Anthony Browne.

3 comentarios:

Zulema dijo...

Muy buenos consejos, Azu me recuerda a Saul hace tiempo, queriendo comprar un libro de Barney :S en inglés y desplegable... ni hablar.

Mi link -> http://mejormami.blogspot.com/2009/07/meriendacuento-cosita-linda.html

y me encanta el tema de magia, muy a doc con el estreno de esta semana, Harry Potter, jaja perdon pero si soy fan =D

Ale dijo...

Qué puntual Zule! Gracias. Ya te agregué.

Pues si, de repente se les antoja un librillo "de esos" pero como digo, ni nosotros los adultos leemos siempre cosas de calidad...Por supuesto es importante orientarlos, llevarlos mucho a la biblio y a cuentacuentos para que vayan conociendo, a mi me cuesta mucho trabajo comprarles un librejillo que no sea de calidad, el que aboga siempre es el papá, de él es la idea que a nosotros los grandes también de pronto se nos antoja leer una revista ociosa...

Zulema dijo...

Y mucha razón tiene tu marido... bueno las revistas ociosas son cosa de mi adolecencia, jaja pero supongo que esto de la lectura se va madurando con el tiempo.

En cuanto a la Biblio, fíjate me dio tristeza ir a la libreria infantil municipal y buaaaa está en remodelacion... ya buscaré otra. Porlo pronto el FCE es el que me mas me ha gustado... aunqu eno he visto ni uno de magia.

=D