Así que crecí sin esperar a Santa. Y ahora de adulta, a esa falta de ilusión se suma el concepto del traje rojo de Santa en todas las imágenes de las tiendas de juguetes, de ropa, de los refrescos, en fin, las imágenes que hacen de la navidad en estos días una compulsión de consumismo; me queda entonces un Santa rojo muy grotesco y deforme, que no me gusta nada-nada.
Así que he decidido que Santa, ese gordito barbudo de traje rojo de los anuncios, no va a visitar a mis hijos tampoco.
Hace días, escuchando una canción de navidad, mi hijo me preguntó por el famoso Santa...ante la insistencia de sus tres años me fuí por el camino conocido y usé el pretexto de mi mamá: a algunos niños los visita Santa y a otros los Reyes Magos.
Por cierto, los Reyes Magos si vienen a casa, la ilusión de la fantasía nos embarga a chicos y grandes. Tres reyes visitaron al niño Jesús días después de su nacimiento, para llevarle regalos como muestra de amor. Ahora visitan a todos los niños que son amados por sus papás...
Pero, ¿Cómo se le explica a un niño de tres años -que lleva la fantasía a flor de piel- que no existe Santa rojo, gordo y barbudo? tomando en cuenta además que vive en una ciudad que se tapiza de "Santas" dos meses antes de navidad incluso... ¿Se puede hacer sin lastimar su espíritu fantasioso? Porque de verdad me interesa no trastocar su capacidad innata para creer que existe la magia en este mundo, pero también me interesa (y mucho) que entienda el concepto de navidad dejando a un lado toda la paja consumista. Quiero que la navidad de mi familia sea época de estar cerca de los tuyos, de cantar villancicos, de casa calientita con vapor de ponche de frutas; claro que habrá regalos, regalos de persona a persona, por el placer de provocar una sonrisa en aquellos a los que quieres, como una forma de agradecer la felicidad recibida en el año...vamos, quiero darle a mis hijos navidades como las que me dieron a mi.
En esas estamos, en explicarle lo que pongo en el párrafo de arriba; es maravilloso ser niño, le cuesta más trabajo pensar que no existe Santa a pensar que los adultos enredamos demasiado las cosas con tal de vender en la época de navidad...Así que, por lo menos por este año, Santa existe, sí, pero no va a todas las casas (y no es el tipo gordo vestido de rojo sentado en el centro comercial, ese es un señor disfrazado). Sin embargo, en la navidad, las personas que te quieren te hacen regalos y tú haces regalos a las personas que quieres...
Comienzo a pensar que el famoso Santa es invencible porque, en mi lucha sin cuartel por expulsarlo de la cabecita de mis hijos, ayer me lanzó un ataque feroz... Estabamos viendo juguetes en una tienda mientras papá hacía alguna compra y Santi sorprendidísimo encontró el regalo deseado: un castillo de dragones de megabloks! Le fascinan los dragones!...Me dijo emocionado e ilusionadísimo:
- mamá me puedes regalar este castillo en la navidad?!!
Yo respondí que si, emocionada por su emoción e ilusionada por su ilusión...Pero en esto, una dependiente de la tienda que rondaba por ahí metió su insolente cuchara (argh! les pagan sólo por acomodar ¿no?):
- No nene, estos juguetes no los vendo, sólo son para que los niños los vean y entonces le escribes una carta a Santa, y si te portas bien, Santa vendrá a comprarlo para regalartelo...
Buf, me puse verde de coraje. Por supuesto que Santiago estaba con cara de what?, ¿qué es "portarse bien"? ¿Santa viene o no? ¿Santa compra juguetes en los sam´s?
Afortunadamente la explicación de la tipa no fue tan convincente y no me costó trabajo desmentirla. =) Los regalos de mamá no son condicionados, en la navidad San tendrá el regalo porque sus papás lo aman, punto.
Ya para botarse de risa de mi lucha versus Santa, hoy escuché una canción en el auto: "Sabes mi amor, pórtate bien, no debes llorar, ¿sabes por qué? Santa claus llegó a la ciudaad, todo lo apunta, todo lo ve, sigue tus pasos, estés donde estés, Santa claus llegó a la ciudaad, te mira cuando duermes, te observa al despertaar, no intentes ocultarte de él, pues siempre te veráa..."
=S Menos mal que iba sola.
Neva Milicic hace una reflexión muy acertada al respecto hoy en su columna:
**La imagen es del blog de Delphine Durand, de sus ilustraciones para el libro "Le pére noël ne passera pas!
La navidad, una ocasión para aprender a regalar.
Neva Milicic
En la tradición cristiana, los Reyes Magos representan el valor del regalo, cuando llevan al niño que ha nacido, oro, incienso y mirra, y vienen de muy lejos a dejar su ofrenda.
En estos días el tema del regalo especialmente en un tiempo de crisis económica, se transforma en una controversia que cruza a la sociedad y que llega a las familias, que tienen que decidir ¿qué? y ¿cuánto regalar?, ¿a quién regalar?, y reflexionar: ¿Es la Navidad una simple expresión del consumismo?, ¿es una expresión de afecto?
Un regalo puede tener muchísimos significados y es ello lo que hay que cuidar, es el fondo más que la forma. En ocasiones regalar, es algo que se hace por cumplir y en ese sentido es menos valioso.
Pero la mayoría de las veces es una expresión del afecto y no en balde “nos quebramos la cabeza”, con los recursos que tenemos, para sorprender a las personas que queremos con un regalo especial, o bien acompañado de un mensaje escrito en una tarjeta.
Las personas que tienen inteligencia emocional, regalan para expresar cariño, para agradecer lo que han recibido de otros. Es una ocasión para decir “lo que me has dado, es valioso, lo reconozco y te lo agradezco”. Un regalo cuando está bien pensado es más que una retribución o una obligación, es una expresión emocional, entre personas que tienen un vínculo positivo.
Regalar bien es un arte, entender que supone una conexión emocional con las necesidades, los gustos y los intereses de la persona a la que se le regala. Ciertamente que no sería sabio quedar endeudado/a por el año completo, como a veces sucede para conseguir dejar contento a otro, pero si esforzarse en que lo regalado produzca felicidad. Los regalos tienen mucho de simbólico. Quien regala música, por ejemplo, no está regalando sólo el CD, sino que el mensaje incluido en una canción.
Es necesario enseñar a los niños que un regalo es una expresión de afecto y que es necesario pensar y trabajar para ello. Cuando se hace una bolsa para el pan para los abuelos, estamos evitando que se gaste papel (sabemos que la abuela es ecológica), ponemos nuestras manitos con pintura para que ellos sepan que sus nietos/as han trabajado para hacerlas y para que cuando la usen se acuerden de ellos.
Le regalamos un frasco con galletas a la persona que nos ha cuidado, pero las galletas están hechas por ellos/as como una muestra de gratitud a quien nos da de comer todos los días. Regalar bien supone una de las competencias esenciales de la inteligencia emocional que es la empatía, es decir una conexión con el otro.
En estas fechas es bueno recordar que la justicia es un elemento esencial. En las familias reconstituídas, a veces sin quererlo, se genera sufrimiento en los niños por la desigualdad de los regalos. Los hijos del nuevo matrimonio reciben una enorme cantidad de muy buenos regalos, en tanto que los hijos del matrimonio anterior a veces reciben algo, que a veces es una forma de salir del paso. En Navidad habría que buscar modos de hacer celebraciones diferentes, para no hacer esas odiosas diferencias que dañan a los niños y la relación, con sus hermanastros, su padrastro, y sus padres.
Un niño de 12 años decía: Si hay algo que odio es que cuando me toca la Navidad con el papá, lo pasamos con la familia de mi madrastra. Mis hermanos por parte del papá reciben unos regalos que son “bacanes” y nosotros cualquier cosa “estúpida”. Me da una pena. Es curioso porque este niño habitualmente no se refiere a la nueva señora del papá como su “madrastra”, sino que la llama por su nombre de pila. Ciertamente es la rabia, lo que lo hace llamarla “madrastra”.
La Navidad es tiempo de dar y también de recibir, agradecer y enseñarles a sus hijos a ser agradecidos con quienes les regalan. Aunque a veces ese regalo no era el que se soñaba lo que importa es el afecto y la dedicación que ha puesto, quien regala. Para que un regalo sea especial, es fundamental que vaya incluido el afecto que queremos expresar. A veces la tarjeta que acompaña al regalo puede ser más importante que el regalo mismo.
Muy feliz Navidad.
En estos días el tema del regalo especialmente en un tiempo de crisis económica, se transforma en una controversia que cruza a la sociedad y que llega a las familias, que tienen que decidir ¿qué? y ¿cuánto regalar?, ¿a quién regalar?, y reflexionar: ¿Es la Navidad una simple expresión del consumismo?, ¿es una expresión de afecto?
Un regalo puede tener muchísimos significados y es ello lo que hay que cuidar, es el fondo más que la forma. En ocasiones regalar, es algo que se hace por cumplir y en ese sentido es menos valioso.
Pero la mayoría de las veces es una expresión del afecto y no en balde “nos quebramos la cabeza”, con los recursos que tenemos, para sorprender a las personas que queremos con un regalo especial, o bien acompañado de un mensaje escrito en una tarjeta.
Las personas que tienen inteligencia emocional, regalan para expresar cariño, para agradecer lo que han recibido de otros. Es una ocasión para decir “lo que me has dado, es valioso, lo reconozco y te lo agradezco”. Un regalo cuando está bien pensado es más que una retribución o una obligación, es una expresión emocional, entre personas que tienen un vínculo positivo.
Regalar bien es un arte, entender que supone una conexión emocional con las necesidades, los gustos y los intereses de la persona a la que se le regala. Ciertamente que no sería sabio quedar endeudado/a por el año completo, como a veces sucede para conseguir dejar contento a otro, pero si esforzarse en que lo regalado produzca felicidad. Los regalos tienen mucho de simbólico. Quien regala música, por ejemplo, no está regalando sólo el CD, sino que el mensaje incluido en una canción.
Es necesario enseñar a los niños que un regalo es una expresión de afecto y que es necesario pensar y trabajar para ello. Cuando se hace una bolsa para el pan para los abuelos, estamos evitando que se gaste papel (sabemos que la abuela es ecológica), ponemos nuestras manitos con pintura para que ellos sepan que sus nietos/as han trabajado para hacerlas y para que cuando la usen se acuerden de ellos.
Le regalamos un frasco con galletas a la persona que nos ha cuidado, pero las galletas están hechas por ellos/as como una muestra de gratitud a quien nos da de comer todos los días. Regalar bien supone una de las competencias esenciales de la inteligencia emocional que es la empatía, es decir una conexión con el otro.
En estas fechas es bueno recordar que la justicia es un elemento esencial. En las familias reconstituídas, a veces sin quererlo, se genera sufrimiento en los niños por la desigualdad de los regalos. Los hijos del nuevo matrimonio reciben una enorme cantidad de muy buenos regalos, en tanto que los hijos del matrimonio anterior a veces reciben algo, que a veces es una forma de salir del paso. En Navidad habría que buscar modos de hacer celebraciones diferentes, para no hacer esas odiosas diferencias que dañan a los niños y la relación, con sus hermanastros, su padrastro, y sus padres.
Un niño de 12 años decía: Si hay algo que odio es que cuando me toca la Navidad con el papá, lo pasamos con la familia de mi madrastra. Mis hermanos por parte del papá reciben unos regalos que son “bacanes” y nosotros cualquier cosa “estúpida”. Me da una pena. Es curioso porque este niño habitualmente no se refiere a la nueva señora del papá como su “madrastra”, sino que la llama por su nombre de pila. Ciertamente es la rabia, lo que lo hace llamarla “madrastra”.
La Navidad es tiempo de dar y también de recibir, agradecer y enseñarles a sus hijos a ser agradecidos con quienes les regalan. Aunque a veces ese regalo no era el que se soñaba lo que importa es el afecto y la dedicación que ha puesto, quien regala. Para que un regalo sea especial, es fundamental que vaya incluido el afecto que queremos expresar. A veces la tarjeta que acompaña al regalo puede ser más importante que el regalo mismo.
Muy feliz Navidad.
6 comentarios:
Muy intersante esto de Santa, a mi casa si llegaba el gordito, (Vivo en el norte) y nunca llegaron los reyes magos... si nos hacia ilusion, pero ahora con mis hijos prefiero poco a poco ir colando a los reyes magos.
Es decir, Santa (por este año) si llegará, con juguetes, pero los reyes magos traeran tambien algo muy especial (aun no se bien que).
Yo le explique a mi hijo la historia de San Nicolás de Bari, claro muya mi estilo simplificado y con palabras muy mias, y asi lo entendió el.... Tampoco quiero saturarlo tanto de "mis cosas" pero como si pregunta y mucho, pues aprovecho para colarme con lo que intento sea una buena explicación.
Ash ya me hice bolas! jeje
como dije en la entrada que puse en mi blog hace unos dias, santa no llega a mi casa, pero tampoco los reyes magos :( Sobre Santa, les dije desde chiquitos que es un cuento ficticio, que muchos padres se los pasan a los hijos. Mis peques no podian creer que existen padres que mienten a sus hijos. Les parecio cruel inventarse un cuento como ese.
Feliz navidad!
Xia
Chicas gracias por los comentarios, definitivamente cada familia es un mundo!
La historia de San Nicolas está muy bien pero como yo no la siento mia sería incapaz de imponerla en la casa como tradición...será distinto en tu caso Zulema =)
Con el que yo no puedo es con el Santa Rojo para mi es la representación del consumismo en la navidad y se me hace tan lejano de MI tradición que no puedo...no sé que haría en tu caso Greisi, en pleno verano y con renos por la calle jejeje...aquí por ejemplo, le ponen a los autos cuernos de reno y ya se me hace ridículo...
Xía para mi, el caso de los reyes magos se cuece aparte, será que estamos muy-muy inmersos en la tradición...(como dije cada familia es un mundo), yo en mi caso, con mis circunstancias, no lo percibo como mentira, sino como eso, como tradición, como alimento de la fantasía. Creo que poco a poco mi hijo se irá haciendo grande e irá racionalizando su alrededor, y llegará a la conclusión de que tres reyes de oriente no pueden venir a traerle regalos por la noche, entonces me preguntará si somos sus papás los que ponemos regalos en el árbol y evidentemente le diré que si, que así es la tradición...ojalá pase así; así ocurrió conmigo, llegó una edad en la que distiguía perfectamente la fantasía de la realidad y sabes qué hice? me dediqué a seguir alimentando la fantasía de mi hermana y mis primos menores, ayudaba a mi mamá con la compra de regalos. Pero mi regalo siguió siendo sorpresa, aún ahora, de adulta, sé que no vienen los reyes magos en persona pero me queda el recuerdo de haber vivido una fantasía, y me queda la ilusión que mi madre sigue haciéndonos regalos secretos de reyes, de modo que la tradición y la ilusión no mueren aunque distinga lo fantasioso de lo real.
Yo le dije a mi hija que Santa es una tradición de otros países, de Estados Unidos, le enseñé donde está y sabe (espero) que en diversos países se cree en diversas cosas
En esta casa llegan los reyes, si ve a Santa pero no como algo tan importante como los reyes, y menos como lo que realmente significa la navidad, el nacimiento de Jesús, pero no ha sido de golpe, año tras año le he ido explicando las cosas de acuerdo a su edad...
mi hijo de 7 años, que todavía cree en la existencia de los reyes, cosa que agradezco y potencio, me preguntó algo a lo que no supe responder:
¿como puede ser que los reyes magos sigan vivos si vivieron hace tanto tiempo?¿son inmortales?
me gustaría que alguien me de un buen argumento al respecto
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