jueves, 16 de octubre de 2008

Resolución de conflictos I

Hoy comenzamos en la escuela de mi hijo un curso para papás titulado Resolución de Conflictos. Y decidí que éste y los siguientes jueves voy a venir a "vaciar" aquí lo que vaya cachando y reflexionando.
Debo confesar que fui con pocas expectativas en realidad, más con la idea de conocer y participar en las dinámicas de la escuela que por aprender realmente algo nuevo. No quiero ser grosera, pero la verdad es que siento que, por lo menos en las bases teóricas, no ando nada mal informada.

Pero me llevé una grata sorpresa, número uno porque reafirmo que los métodos que se aplican en la escuela es muy parecido a la idea que nosotros tenemos sobre la crianza de nuestros hijos (y entreparéntesis la directora de la escuela, que es quién lleva el curso, lo hace excelentemente).

Número dos, porque el compartir de viva voz con madres que pasan más o menos por las mismas circunstancias deja mucho aprendizaje, no sobre "el cómo le hacen" las otras mamás, sino sobre una misma, sobre las maneras de una misma.

La clase de hoy se limitó a dos incisos:


A) Definir qué es Conflicto.
De aquí se desprenden varias definiciones, desde las del diccionario hasta las más rebuscadas y repensadas. La mayoría negativas, pero una cosa que me llamó la atención, una mamá de nacionalidad francesa (y por ende de idiosincracia muy distinta) marcó la pauta que decidimos tomar todas: Un conflicto es algo totalmente positivo, porque te permite crecer, aprender, avanzar.

Yo me quedé con la siguiente definición: Conflicto = área de oportunidad donde se propicia el diálogo a través de la confrontación encontrando un equilibro entre lo que sabe y lo nuevo a lo qe se enfrenta.

B) Cómo reaccionamos ante los conflictos, qué sensaciones nos producen, cómo lo vivimos.
Indudablemente esto va a depender de nuestras vivencias, de nuestra "mochila emocional" que traemos cargando. Pero vale la pena hacer conciencia de estos sentimientos para mejorar nuestra forma de relacionarnos con nuestros hijos.

Hay tres formas básicas de reaccionar ante el conflicto:
1. Autoritaria: Abusa del poder, se centra en su necesidad, no reflexiona, puede lastimar( física o psicológicamente), ordena, intimida, grita.

2. Evasiva: No escucha, no confronta, no ve, cambia de tema, soborna, aplaca, ignora.

3. Orientada a la resolución de problemas: habla, escucha, representa argumentos, concilia, hace contacto visual, se centra en la necesidad de ambas partes, replantea el problema y propicia que ambas partes propongan alternativas de solución.

Realizamos una dinámica muy esclarecedora, en la que teníamos que representar por parejas varios conflictos comunes con nuestros niños, una actuaba como la mamá y otra como el niño y luego al revés. De aquí salieron varias reflexiones valiosas, una de las mías: en el papel de hija me tocó una mamá autoritaria, me sentí atacada, impotente, frustrada y confundida.

Una conclusión importante es que las tres formas básicas de reaccionar al conflicto son válidas, por supuesto que la tercera es la ideal, pero, hay circunstancias en las que se hace necesario echar mano de una de las otras dos. Un ejemplo bien claro con la forma autoritaria son los límites reales que debemos establecer a nuestros hijos, aquellos límites que lo mantienen seguro: como el de usar el cinturón de seguridad o dar la mano al atravezar una calle (tienen 3 años). La forma evasiva se vale en circunstancias en donde no es propicio o no tenemos el tiempo de detenernos a solucionar el problema, ejemplo, frente a otros niños si esto implica avergonzar al nuestro.

La idea es que, aunque nos podamos permitir de pronto ser autoritarios o ser evasivos, esto no se convierta en un patrón, tendremos que tomarnos después el tiempo de volver al asunto con los niños y hablarlo, de tal manera que podamos solucionar de verdad el conflicto ocurrido. Y sobretodo, que cualquiera de las tres maneras en las que reaccionemos, mamá tiene que estar segura y confiada.

De esta manera, la imagen que quiero mostrar ante mis hijos es: mamá escucha, confía, es confiable, respeta y ayuda a resolver. Hay situaciones en las que se debe hacer lo que mamá indica y hay situaciones que se pueden discutir con buenos argumentos. A veces no es oportuno conflictuarse, pero siempre habrá tiempos para el diálogo.

Hasta aquí por ahora.
**La imagen es Puma yaguá de Carolina Durán.

1 comentario:

Aydee dijo...

Orale esto si me que llego durisimo sobre todo porque soy de las que se quedan con una sola opinion, no busco, no dialogo, no quiero conflictos, conflictos tengo mas con mi marido que con mi nena. Como dice la mami francesa comflicto es una manera de crecer en cierto punto.

Gracias nuevamente por ayudarme tanto, me encanta tu blog.

Aydee