Como el tema da para mucho, lo hicimos en varios tiempos:
Un día por la tarde, mientras la peque dormía la siesta (y se recuperaba de su otitis), San y yo nos pusimos a hacer MASA: tres tazas de harina, una taza de sal, colorante vegetal, aceite y agua. Todo mezclado un buen rato por manos inquietas y listo!
Ya con la masa hecha (y las manos y cara azules) nos pusimos a jugar a hacer bolitas, torres de bolitas, contar en conjuntos del uno al cinco sumando y restándolos. Al final Santiago quizo hacer peces y pulpos de masa.El sábado por la mañana todavía en pijama, preparamos un desayuno delicioso, nos pusimos a hacer Hot Cakes: cuatro manitas vaciando y mezclando harina especial, leche, huevos y margarina.
Luego por la tarde, Azul cumplió la tarea pendiente, jugar a vaciar y llenar moldes con harina...pasó horas enteras en la labor.
Y como parecía un juego tan divertido, se unió el hermano...y así terminamos: hechos un polvorón pero con muchas experiencias de matemáticas concretas (volúmenes, conceptos de contínuo-discontínuo). Y hasta con un dibujo de un "delfín de harina" en el piso de mi cocina. Menos mal que a papá le toca la limpieza ; )
3 comentarios:
hahahaha, nosotros también nos embadurnamos y es que este proyecto se prestaba ¿verdad?
Un besito
Oh sí, con lo que les/nos gusta!!
Acá se quedaron enamorados de los juegos con harina.
Eso eso, experimentación pura, jejeje, que luego si eso, ya friega mami, jejeje. Un beso!
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