un oso grande y espantoso,
Quién le tiene miedo al oso?
Nadieee
Claro, aquí no hay ningún miedoso.....
Sigo con mi historia de las historias, ayer nos fuimos a los "cuenta cuentos"...que entreparéntesis ya no sé si les gustán más a los niños o a nosotros, porque los cuatro pasamos una mañana de domingo "de cuento" y de paso conocimos este cuento, tan pegajoso, del oso...Y tan oportuno además porque resulta que hoy comenzamos una semana distinta en casa, papá tiene vacaciones pero mamá no...así que estos cinco días se quedan los tres en casa, a la aventura, a revolotear en la cama hasta tarde, a jugar correteando en el jardín a medio día, a comer lo que papá alcance a preparar entre juego y juego...sí, lo dicho, a la aventura...sólo espero que no salgan a cazar al oso, y si salen, que regresen los tres a la cama mullida y calientita, donde me los encontraré al atardecer...
La cuentera, merece mención aparte, una cuentacuentos excelente que ronda nuestra biblioteca (o será que nosotros rondamos su biblioteca??): Angélica Azkar. (click para ir a su blog)
¡Vamos a cazar un oso! Con este imperativo, que inquieta y sorprende al lector, a la vez que le invita a participar, comienza un álbum que recrea una canción popular inglesa muy utilizada en las escuelas infantiles británicas para trabajar los sonidos. La interpretación de la ilustradora Helen Oxenbury la convierte en una aventura de complicidad y riesgo de un padre y sus cuatro hijos, que abandonan su segura casa para salir en busca de un oso. La ausencia de la madre sorprende en una historia dirigida a los más pequeños y la presencia de un padre dispuesto a hacer disparates y divertirse con sus hijos es un soplo de aire fresco ante tanta madre preocupada, y padre ocupado, que pueblan todavía muchas de las historias infantiles actuales. Su estructura repetitiva permite a los pequeños seguir la historia y reconstruirla, en un paseo por diferentes escenarios fácilmente reconocibles: el campo, el río, el barro, el bosque, la tormenta, hasta llegar a la cueva donde vive el oso, momento de máxima tensión. Y después, como si se destensara la cuerda deprisa, una rápida vuelta atrás, pasando por los mismos escenarios en recorrido inverso, mientras la lengua se nos enreda repitiendo sonoras onomatopeyas y huyendo de un oso que, al final, no va a resultar tan peligroso. La llegada a ese espacio de cobijo y seguridad, representado por una gran cama mullida que acoge a los asustados protagonistas, relaja la tensión y reconforta al pequeño lector.
Una magnífica traducción de Verónica Uribe nos permite disfrutar de un lenguaje muy rico en el que los adjetivos componen continuas aliteraciones para evocar la atmósfera de los paisajes que se describen: un río profundo y frío, una tormenta de viento y nieve, un bosque verde y oscuro…
Un formato cuadrado, de gran tamaño, resulta una acertada elección para este precioso álbum en el que se alternan dobles páginas de fondos blancos con fuertes trazos de lápiz negro, junto a otras en acuarelas a todo color, que conceden también su protagonismo a unos textos enmarcados para destacar los sonidos que los lectores deben repetir.
Como los buenos libros, éste álbum permite múltiples posibilidades, desde la lectura individual al juego creativo, aunque su lenguaje sonoro y su estructura repetitiva hacen que sea la lectura compartida, en voz alta, donde la historia se hace más grande, convirtiéndose en uno de esos relatos que se graban en la memoria y, pasado el tiempo, nos vienen a la cabeza en forma de pequeñas frases, palabras, ritmos familiares que nos devuelven a la infancia.
Una magnífica traducción de Verónica Uribe nos permite disfrutar de un lenguaje muy rico en el que los adjetivos componen continuas aliteraciones para evocar la atmósfera de los paisajes que se describen: un río profundo y frío, una tormenta de viento y nieve, un bosque verde y oscuro…
Un formato cuadrado, de gran tamaño, resulta una acertada elección para este precioso álbum en el que se alternan dobles páginas de fondos blancos con fuertes trazos de lápiz negro, junto a otras en acuarelas a todo color, que conceden también su protagonismo a unos textos enmarcados para destacar los sonidos que los lectores deben repetir.
Como los buenos libros, éste álbum permite múltiples posibilidades, desde la lectura individual al juego creativo, aunque su lenguaje sonoro y su estructura repetitiva hacen que sea la lectura compartida, en voz alta, donde la historia se hace más grande, convirtiéndose en uno de esos relatos que se graban en la memoria y, pasado el tiempo, nos vienen a la cabeza en forma de pequeñas frases, palabras, ritmos familiares que nos devuelven a la infancia.
2 comentarios:
Gracias por la flor y gracias por visitarnos en SU biblioteca.Angelica Azkar
:) gracias a ti, por la visita, por el comentario, pero sobretodo por compartir ese don que tienes de rellenar cada historia con magia.
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